Destacan la importancia de la elección adecuada del equipo multidisciplinario de profesionales como clave para obtener los mejores resultados en el uso de esta herramienta terapéutica para la obesidad.
El creciente uso del balón intragástrico (BIG) como una herramienta más en el tratamiento de la epidemia de obesidad, ha favorecido también la proliferación
de algunos conceptos erróneos en cuanto a sus indicaciones y alcance de sus beneficios.
“El gran mito en torno al procedimiento de colocación de balón intragástrico es que puede reemplazar a la cirugía bariátrica, pero esto no es así”, advirtió el doctor Carlos Esquivel, médico cirujano especialista en
cirugía bariátrica y secretario de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO).
En ese sentido, el especialista aclaró que “existen indicaciones específicas para cada una de las herramientas con las que contamos en la actualidad para ayudar a nuestros pacientes en el descenso de peso y mejoría o resolución de sus enfermedades asociadas”. “Los procedimientos no compiten entre sí”, subrayó.
Respecto de para quiénes resulta una alternativa válida el balón intragástrico, Esquivel apuntó que las indicaciones de este tipo de procedimiento están bien determinadas en un documento elaborado por la SACO 1 . Allí se detalla que el balón intragástrico debe utilizarse en cuatro situaciones puntuales:
1-Pacientes con obesidad grados I y II (IMC 30-39 kg/m²).
2-Pacientes con superobesidad (grado IV con IMC > 50 kg/m²) previo a la cirugía bariátrica, para facilitar la misma.
3-Pacientes con obesidad mórbida, cuando se desestima la cirugía.
4-Como preparación para cirugías no bariátricas, en las que se requiere pérdida de peso para lograr mejores resultados y para el control de las comorbilidades.
MANOS EXPERTAS
La utilización de este tipo de procedimiento en el perfil de paciente adecuado es tan importante como otro factor del que suele hablarse poco: el equipo de profesionales que tratará al paciente y que estará a cargo tanto de su
evaluación previa como de su seguimiento posterior.
“Es de suma importancia que cuando un paciente opte por este tipo de herramienta lo haga con un equipo multidisciplinario acreditado -que incluya especialistas en cirugía, nutrición, clínica y salud mental- y con experiencia en el tratamiento del paciente con obesidad”, enfatizó Esquivel, quien en esa misma línea añadió que el balón intragástrico es un tratamiento seguro en manos de profesionales idóneos en el tema, ya que –
como cualquier procedimiento médico- no está exento de complicaciones.
“Son infrecuentes, pero pueden existir”, puntualizó. Mediante el tratamiento de la obesidad con balón intragástrico, se estima que se puede lograr un descenso de peso que ronda entre un 10 y un 15%. “Los resultados son sostenibles siempre y cuando el paciente haya cambiado de hábitos, es decir, siga una alimentación saludable, realice actividad física y concurra a los controles establecidos con el equipo multidisciplinario, que lo acompañará y guiará en estos cambios”, detalló el especialista de la SACO.
Optar por centros especializados para el tratamiento de la obesidad y sus enfermedades asociadas se asocia con un mejor descenso de peso y mantenimiento a largo plazo.
CONTRAINDICACIONES
Consultado sobre los pacientes para los cuales está contraindicado el uso del balón intragástrico, Esquivel señaló que no puede utilizarse en aquellas personas que se hayan realizado una cirugía bariátrica previa o que hayan tenido cirugías previas sobre el estómago; personas con patología esofago-gástrica (divertículos, várices, hernia hiatal por deslizamiento o paraesofágicas, gastroparesia, úlceras no tratadas, estenosis, acalasia). En el caso de los balones ingeribles, a las contraindicaciones ya mencionadas, se le suman además: pacientes que hayan tenido resecciones y anastomosis en el tubo digestivo, antecedentes de peritonitis generalizada o múltiples cirugías abdominales, ya que los balones ingeribles son eliminados por el intestino.
EN QUÉ CONSISTEN
En la actualidad existen distintos tipos de balones intragástricos, aunque no hay diferencias significativas entre ellos en cuanto al descenso de peso, según precisó Esquivel.
“Su principal función es ocupar espacio en el estómago y retrasar el vaciamiento gástrico. De esta forma, los pacientes ingieren menor volumen de alimentos para obtener saciedad y éstos permanecen mayor tiempo en el estómago por lo que la saciedad también dura más tiempo”, describió el especialista.
Las formas de colocar un balón intragástrico pueden ser vía endoscópica bajo anestesia o, en el caso del balón intragástrico ingerible, de forma ambulatoria sin anestesia, los cuales se colocan en la sala de rayos.
El balón ingerible dura aproximadamente cuatro meses en el estómago y luego se elimina por el intestino delgado. En tanto, los balones con colocación endoscópica duran entre seis y 12 meses -dependiendo el tipo de balón- y se retiran por endoscopía.
Balón Intragástrico – Posición de la SACO