Skip to main content

Primero llega a través de una certeza casi empírica: los profesionales de terapia intensiva ven que la mayoría de los pacientes con coronavirus que se complican tienen exceso de peso, más allá de cuál sea su edad. Luego llega la confirmación estadística: un gran porcentaje de ellos muestran un número alto en la relación entre peso y altura conocido como índice de masa corporal.

A la hora de hablar de los factores de riesgo de vida por el nuevo coronavirus, se suelen mencionar dos: la edad (más grande, más riesgo) y las comorbilidades, o enfermedades previas como diabetes, hipertensión o la inmunosupresión, por ejemplo por un trasplante. Pero esa definición no siempre deja ver que los más afectados por esta epidemia viral ya estaban atravesados por esta otra pandemia de una enfermedad que no es transmisible pero que -según cómo se cuente- también afecta alrededor de un tercio de la población mundial.

«El problema es que la obesidad en sí misma es una enfermedad inflamatoria, donde hay un tenor de inflamación que es crónico y que se asocia a problemas como diabetes, afecciones respiratorias, renales, cardiovasculares, cáncer, Alzheimer. Cuanto mayor es la severidad, hay más enfermedades asociadas y cada uno de estos factores aumenta el riesgo ante una infección de Sars-CoV2», explica Ana Cappelletti, secretaria de la Sociedad Argentina de Nutrición, que apunta que en algunos estudios realizados en los Estados Unidos llamó la atención que los jóvenes también tenían formas graves de Covid-19 y morían igual que los de edad avanzada: la explicación de por qué les iba mal fue el exceso de peso.

Obesidad y obesidad severa sumaron hasta el 75% de los pacientes con coronavirus (de un total de 124) que requirieron asistencia respiratoria mecánica en el Centro Universitario Hospitalario, de Lille, Francia según se publicó en abril. «La obesidad es un factor de riesgo para la severidad de Sars-Cov2 y requiere atención para generar medidas preventivas en los individuos susceptibles», escribieron.

La necesidad de respirador fue independiente de la edad, el sexo, la diabetes o la hipertensión. Otros estudios mostraron que obesos y con sobrepeso necesitaron más intubación. «En su forma más severa, ataca a la población vulnerable obesa y lleva hacia una falla orgánica múltiple; requiere prolongado soporte ventilatorio mecánico y conlleva una más alta carga para el personal de salud», escribieron investigadores franceses, ingleses y árabes en un trabajo publicado en la revista científica Critical Care Medicine.

Primero llega a través de una certeza casi empírica: los profesionales de terapia intensiva ven que la mayoría de los pacientes con coronavirus que se complican tienen exceso de peso, más allá de cuál sea su edad. Luego llega la confirmación estadística: un gran porcentaje de ellos muestran un número alto en la relación entre peso y altura conocido como índice de masa corporal.

A la hora de hablar de los factores de riesgo de vida por el nuevo coronavirus, se suelen mencionar dos: la edad (más grande, más riesgo) y las comorbilidades, o enfermedades previas como diabetes, hipertensión o la inmunosupresión, por ejemplo por un trasplante. Pero esa definición no siempre deja ver que los más afectados por esta epidemia viral ya estaban atravesados por esta otra pandemia de una enfermedad que no es transmisible pero que -según cómo se cuente- también afecta alrededor de un tercio de la población mundial.

«El problema es que la obesidad en sí misma es una enfermedad inflamatoria, donde hay un tenor de inflamación que es crónico y que se asocia a problemas como diabetes, afecciones respiratorias, renales, cardiovasculares, cáncer, Alzheimer. Cuanto mayor es la severidad, hay más enfermedades asociadas y cada uno de estos factores aumenta el riesgo ante una infección de Sars-CoV2», explica Ana Cappelletti, secretaria de la Sociedad Argentina de Nutrición, que apunta que en algunos estudios realizados en los Estados Unidos llamó la atención que los jóvenes también tenían formas graves de Covid-19 y morían igual que los de edad avanzada: la explicación de por qué les iba mal fue el exceso de peso.

Obesidad y obesidad severa sumaron hasta el 75% de los pacientes con coronavirus (de un total de 124) que requirieron asistencia respiratoria mecánica en el Centro Universitario Hospitalario, de Lille, Francia según se publicó en abril. «La obesidad es un factor de riesgo para la severidad de Sars-Cov2 y requiere atención para generar medidas preventivas en los individuos susceptibles», escribieron.

La necesidad de respirador fue independiente de la edad, el sexo, la diabetes o la hipertensión. Otros estudios mostraron que obesos y con sobrepeso necesitaron más intubación. «En su forma más severa, ataca a la población vulnerable obesa y lleva hacia una falla orgánica múltiple; requiere prolongado soporte ventilatorio mecánico y conlleva una más alta carga para el personal de salud», escribieron investigadores franceses, ingleses y árabes en un trabajo publicado en la revista científica Critical Care Medicine.

Principal comorbilidad

Estudios preliminares en la Argentina con pacientes en terapia intensiva también dan números altos para personas con sobrepeso y obesidad. «Es la principal comorbilidad que estamos viendo», explicó a LA NACION Elisa Estenssoro, jefa del servicio de terapia intensiva del Hospital San Martín de La Plata, expresidente de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) y miembro del comité ejecutivo de la federación mundial de la especialidad.

Estenssoro está al frente de un estudio sobre las comorbilidades de los argentinos con coronavirus en terapia intensiva y con necesidad de respirador mecánico. «Es muy muy frecuente en nuestra serie que, si bien todavía no es muy grande ni está publicada, muestra que el 45% de los pacientes tiene un índice de masa corporal de más de 30, que es obesidad para la OMS», contó. Y agregó que la sorprendió el dato porque habían puesto la categoría debido a que en la pandemia de H1N1 de 2009 también había sido un factor de riesgo inesperado.

«Hay discusión de por qué sucede. La obesidad es un estado de hiperinflamación crónica y sobre eso cualquier otro estímulo la exacerba», evalúa. «Por otro lado, la actividad física mejora la respuesta inmune, y al contrario si no se practica. Y agrego otra causa: los obesos al tener más espesor de la pared abdominal desplazan el diafragma hacia arriba lo que genera trastornos de ventilación que favorecen neumonías», concluye Estenssoro.

Cappelletti suma que las personas con obesidad también suelen tener insuficiencia de vitamina D, que se forma en la piel por la acción del sol. «La vitamina D tiene afinidad con la grasa, es liposoluble, queda entrampada y pasa menos al torrente sanguíneo, y hoy se sabe que un factor asociado a la severidad de la infección por coronavirus es la deficiencia de vitamina D en los casos más graves». Y agregó que hay un ensayo clínico en curso en el país para tratar a los pacientes en el momento de diagnóstico temprano con altas dosis de vitamina D.

Martín Hojman, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y médico del Hospital Rivadavia, confirma que también en la clínica la obesidad se observa como un factor de riesgo para un mal pronóstico en pacientes con coronavirus. «Es algo que se ve. Lo que pasa es que los obesos son diabéticos e hipertensos entonces hay que ser finos para ver cuál es la causa y cuánto afecta», matizó. Según la 4º Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, presentada en abril de 2019, el 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso (36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad).